La inteligencia artificial impulsará la nueva era de la educación, lo que también tendrá un impacto en las áreas profesionales. Así lo asegura el director de Marketing para América Latina de NVIDIA, Jaime Casis, quien señaló a El Peruano que el uso de esta tecnología ya se aplica en las aulas para el desarrollo de investigaciones o de manera aplicada con la IA generativa.
“Estudiantes e investigadores ya pueden usar la IA para avanzar en investigaciones en ciencias biomédicas, ciencias de datos, robótica y simulación, entre otras. Áreas mucho más comunes como la ingeniería y la arquitectura también pueden aprovechar los avances de la IA generativa en los cálculos físicos, por ejemplo”, dijo.
Para el especialista, el primer desafío es contar con los dispositivos que puedan dar soporte y desarrollo al uso de la IA.
“Trabajar con IA durante más de diez años nos ha preparado para el presente y el futuro de la IA para los consumidores. Una forma de explicar este reto es nuestra propia inversión en DLSS [Supermuestreo de Aprendizaje Profundo], una tecnología de IA”, recordó.
Sin embargo, en su opinión, el mayor desafío es la aceptación y comprensión por parte del público. Afortunadamente, se mejora la adopción de estos recursos. La tecnología Ray Tracing de las tarjetas GeForce RTX era usada en 38% en el 2018 y esta cifra es hoy 83%. El uso de DLSS era del 23% y hoy es del 79%.
Retos pendientes
Flavio Figallo, especialista en políticas educativas de la PUCP, señaló a El Peruano que la IA permitirá que el aprendizaje sea más personalizado, eficiente y efectivo.
“La IA puede utilizarse para crear planes de aprendizaje personalizados para cada estudiante, así como proporcionar herramientas para resolver sus propios desafíos y mejorar sus habilidades”, precisó. También se puede emplear para automatizar tareas de evaluación.
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Sin embargo, los riesgos son evidentes: suplantación de identidad, información falsa, prejuicios y discriminación. “Los sistemas de IA pueden estar sesgados por los datos en los que se entrenan. Esto puede conducir a la discriminación contra ciertos grupos de personas, como las minorías raciales o étnicas”, recordó.
La clave, sostuvo, es la formación ética desde las aulas universitarias, así como una participación activa en la evolución de la IA. “Las universidades y el sistema educativo deben conocer las tecnologías de IA y participar en su evolución, para garantizar que se utilicen de manera transparente, inclusiva y segura”, concluyó.
